1. MEDITAR NO ES DEJAR LA MENTE EN BLANCO
Es probable que lo hayas escuchado en alguna ocasión pero esto no es meditar. Esta equívoca idea genera mucha frustración entre los principiantes, ya que el cerebro humano funciona como una antena que constantemente recibe información. No consiste en apagar el pensamiento, sino en observar cómo funcionan los hábitos de nuestra mente, y qué emociones provocan.
Debemos poner atención en el presente y esto nos ayuda a poder ubicar la mente en los sentidos, para poder abrirlos, poder enfocarnos en lo que está ocurriendo aquí y ahora.
2. PUEDE PRACTICARSE EN CUALQUIER MOMENTO/POSTURA
La posición sentada es una de las maneras de meditar, también puede ser tumbada o incluso durante las actividades cotidianas como comer, caminar, ducharse. Meditar es una actitud contemplativa y es un concepto muy amplio.
Lo más probable es que cuando comiences a meditar te sientas un poco incómodo. Es normal y forma parte del proceso. Encontrar la postura de meditación ideal y la disposición de los asientos puede llevar un tiempo. Y lo creas o no, la meditación no pretende ser físicamente incómoda. Debemos encontrar nuestra posición ideal que nos permita mantenernos relajadas y centrarnos en el presente.
Sentarse en una posición normal con las piernas cruzadas es una de las posturas de meditación más comunes. Si eliges esta postura, asegúrate de estar sentado en un cojín cómodo que te permita que tus caderas estén ligeramente más altas que tus rodillas.
3. ES IMPORTANTE COMENZAR CON UN GUÍA
Contar con una persona que te ayude con las primeras herramientas y un método hará que se convierta en un hábito.
Ante todo y para comenzar en cualquier actividad nueva en nuestras rutinas, debemos ser realistas y ponernos objetivos que sean alcanzables y reales para nuestro estilo de vida. Si nos proponemos comenzar a meditar durante treinta minutos cada día sin tener una experiencia previa ni el hábito en nuestra rutina, probablemente abandonemos y terminemos en frustración. Sin embargo, si desde el comienzo en nuestro camino meditativo tenemos una persona que nos enseñe las técnicas, nos dirija y nos apoye, conseguiremos ser ser autónomos en nuestras meditaciones y ser capaces de seguir nuestro camino creciendo y evolucionando.
4. ES UNA RUTINA DE EJERCICIO MENTAL
Es exactamente eso, entrenamiento de la mente. Aprender a observar tus pensamientos, sensaciones y emociones sin reaccionar ante estos estímulos, para así desarrollar un mejor control mental.
Pasamos la mitad de nuestro día perdidos en nuestros pensamientos sin darnos cuenta de ello. Contemplamos las cosas que ocurrieron en el pasado, las cosas que pudieran ocurrir en el futuro o fantaseamos sobre cosas que tal vez nunca ocurrirán sin estar conscientes de lo que hacemos ahora.
Meditar es entrenar para evitar dejarnos llevar por la automaticidad de nuestras acciones, pensamientos y emociones.
5. ENCUENTRA UNA TÉCNICA QUE SE ADAPTE A TU ESTILO DE VIDA
No hay una forma correcta o incorrecta de meditar. Es importante encontrar una práctica que encaje con tu estilo de vida y personalidad. Cómo hemos comentado anteriormente, debemos ser realistas y ponernos objetivos reales a corto-medio plazo.
Es importante encontrar el momento en el que conectes y te sientas completamente en paz para meditar. Quizá necesites un espacio en silencio al despertar o al terminar el día o quizá tu momento sea cuando vas caminando al trabajo, haces ejercicio o cuando cocinas.
MEDITAR ES PARA TODES 🙂
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